Cada parroquia de la Arquidiócesis de México, si así lo solicita, podrá contar con un equipo de Pastoral de la Salud, que estará conformado por un médico, enfermera, personal de escucha, Ministro Extraordinario de la Eucaristía y acompañamiento espiritual.
Cabe señalar que este proyecto pastoral comenzó a gestarse antes de la Megamisión CDMX 202o; no obstante, debido a la pandemia, los planes de instaurarla en cada parroquia se aplazaron, pero los voluntarios pudieron prepararse en cursos de capacitación dentro de las actividades de la Megamisión del año pasado.
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En entrevista, el Doctor Álvaro Ramírez, director de la Pastoral de Salud de la Arquidiócesis de México y cabeza del ambiente de Salud de la Megamisión 2021, señala que este proyecto ayudará a las parroquias a dar una respuesta a su comunidad, desde el enfoque de la salud hasta el acompañamiento espiritual.
Así estarán los equipos
Los equipos estarán conformados por un médico y/o enfermera, que deben estar en pregrado o haciendo su servicio social. Un asesor de escucha, previamente capacitado, un sacerdote -quien solicitará al equipo de la pastoral y quien dará el acompañamiento espiritual-, y un Ministro Extraordinario de la Eucaristía, pues conocen a la feligresía y sus necesidades.
Los equipos estarán dentro de las parroquias, y el sacerdote quien solicite al equipo de la Pastoral de la salud, será el encargado de brindar el espacio físico para poner el dispensario médico y el centro de escucha, explica el dr. Ramírez.
«Cada parroquia tendrá que organizar sus horarios de atención, dependiendo si se forma el equipo completo; mientras más voluntarios den servicio, mejor atención se dará a la comunidad».
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«Es importante que los sacerdotes, antes de pedir este equipo de trabajo, cuenten con los salones salones adecuados para instalar el consultorio y el centro de escucha. Nuestro gran reto es la economía, pues debemos armar los consultorios: mesa de exploración, báscula, oxímetro, etc., esto para dar una atención de calidad».
Asegura que hay mucho trabajo por delante, pero es el momento para que la Iglesia dé un buen testimonio y brinde una respuesta de calidad y ayuda profesional a toda la gente afectada por la pandemia, aquellos que perdieron su trabajo, su estabilidad emocional, entre otros conflictos.