Redacción Megamisión.
A los pies de la Virgen de Guadalupe, el Cardenal Carlos Aguiar Retes presidió la Misa de envío a la Megamisión 2020 en la Ciudad de México, en el marco del Domingo Mundial de las Misiones, DOMUND.
El Cardenal Aguiar aseguró que se llevará a cabo una experiencia misionera que superará cualquier tentación de proselitismo, y será fuerte testimonio, capaz de generar una atracción al bien.
«En primer lugar es fundamental orar por el éxito de la misión, así preparamos nuestro corazón y disponemos nuestra voluntad, por eso san Pablo recomienda a Timoteo: “Te ruego, hermano, que ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido”, dijo de Arzobispo durante su homilía.
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Añadió que la experiencia de misión promueve el bien de la sociedad y además fortalece ciertamente nuestro espíritu, pues «al entrar en contacto con el prójimo necesitado, descubrimos más fácil y rápidamente la presencia del Espíritu Santo en nosotros».
«Las experiencias de misión permiten evangelizar con acciones, dejando las ideas y los conceptos sobre Dios en el silencio».
«Confiemos en la palabra de Jesús: “sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
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Posteriormente pidió encomendarse a Nuestra Madre, María de Guadalupe, quien con su vida, más que con palabras, dio el testimonio y ejemplo de cómo ser discípula y misionera del amor de Dios.
Señora y Madre nuestra, María de Guadalupe,
consuelo de los afligidos,
abraza a todos tus hijos atribulados,
ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa
para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia mundial,
haznos valientes para acometer los cambios que se necesitan
en busca del bien común.
Acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia
a una única y gran familia,
tomando conciencia del vínculo que nos une a todos,
para que, con un espíritu fraterno y solidario,
salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza
y situaciones de miseria.
Anima la firmeza en la fe,
la perseverancia en el servicio,
y la constancia en la oración.
Nos encomendamos a Ti,
que siempre has acompañado nuestro camino
como signo de salvación y de esperanza.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen, María de Guadalupe! Amén.