Por Cynthia Fabila / Desde la fe
El temor al contagio por COVID-19 es una constante en la vida diaria de los médicos, enfermeras y profesionales de la salud que combaten la pandemia. Saben del riesgo latente, pero cumplen con su deber de atender y dar consuelo a los pacientes.
“Cuando llega un paciente sospechoso de COVID-19, lo que me viene a la cabeza es atenderlo. Como médico en ese momento no pienso en el contagio, sino en la manera de sacarlo de la enfermedad”, explica el doctor Alfonso, director de un hospital ubicado al oriente de la Ciudad de México.
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“En este hospital llevamos a cabo todas las medidas sanitarias necesarias para evitar contagios entre el personal, además de ello, lo que les recomiendo a todo el personal es que antes de salir de sus hogares es encomendarse a Dios, pues cuando el médico no cura, entonces consuela, porque la parte espiritual sana al cuerpo físico”, señaló el especialista que prefiere omitir su apellido.
En su esfuerzo por atender a los pacientes recurre también “a la medicina más poderosa que es la fe en Dios”, asegura.
Para quienes se ven afectados por la pandemia -enfermos, familias, o personas que han visto mermada su situación económica- la recomendación del directivo es no perder la esperanza y la fe en Dios y en la medicina, y mucho menos bajar la guardia en las medidas sanitarias y de prevención.
“Si vivimos esta pandemia es porque es tiempo de orar, no es cuestión de religión o de credos, todos lo debemos hacer, cada quien a su manera, pero hacerlo. Provengo de una familia muy católica y soy un médico muy católico, y como hombre de ciencia, puedo asegurar que nada se va a mover en el Cielo si nosotros no damos el primer paso sobre la tierra, es decir, vamos a darle a Dios lo que necesitamos que Él nos dé“.
“Lo que hago todas las mañanas es encomendarme a Dios y orar, llegar a mi trabajo con alegría y gusto, y transmitirle a mis pacientes esa misma alegría, para que tengan la seguridad de que Dios los va a compensar sacando adelante a sus pacientes y a nosotros mismos, por supuesto”.
Para el doctor la mejor manera de combatir al COVID-19 es que la gente se quede en casa, lleve a cabo todas las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades, haga oración y dialogue todos los días en la familia para evitar conflictos derivados del confinamiento.
“Como hombre de ciencia, me gusta decir que la recuperación de un paciente depende de 60% de su fe y 40% de los medicamentos”.