Comparto tres pensamientos que nos animarán a involucrarnos en la Megamisión 2020 desde el servicio y encuentro con el hermano.
Por: Pbro. Rubén Sánchez
Emmanuel Mounier, quien vivió durante la primera mitad del siglo pasado (1905-1950), ha aportado desde un modo de pensar y vivir lo que se denomina pensamiento personalista comunitario.
Mounier no toleró la vida indiferente y despersonalizante de la Sorbona, siempre pensó y actuó coherentemente.
Decía que: “La vocación del hombre es la de ser una persona en situación de comprometerse libre y responsablemente y capaz de vivir una vida espiritual” (Cfr Mounier, Emmanuel: “Nuestro humanismo”, Declaración colectiva, octubre de 1.935, en Mounier en Esprit, Caparrós, Madrid, 1.997).
Desde el Movimiento Esprit (revista) que fundara con otros pensadores personalistas comunitarios escribía: “Nosotros queremos personas suficientemente conscientes de su vocación para que resistan cualquier tentación de amaestramiento. Queremos personas morales” (Ibídem).
Hoy compartimos tres pensamientos que nos animen a involucrarnos en la Megamisión 2020 desde el servicio y encuentro con el hermano.
1) La persona, realidad relacional
- a) El encuentro: la relación es entre un yo y un tú; “la relación es un entre, un diálogo…el yo y el tú se constituyen a partir del ‘entre nosotros’ primordial. Dice M. Buber: “Yo llego a ser yo en el tú; al llegar a ser yo, digo tú”. Es en este encuentro entre un yo y un tú, en esta relación, que el ser humano se personaliza, se hace persona y nace el “nosotros” comunitario (Buber, Martin: Qué es el hombre, FCE, México, 1.949, p. 105).
- b) El des-encuentro: es la alteración de esa relación yo-tú, es el desamor, la incomunicación o su alteración. Sin el tú relacional de la reciprocidad no queda nada ni nadie, la persona se impersonaliza o despersonaliza. Es la locura, el desatino, la ausencia de vida.
2) La persona
Para Mounier “una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esa subsistencia e independencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación”.
Viviendo libre, responsablemente y en constante conversión. Una vida personal donde lo que se habla primero se vive. Porque nadie da lo que no tiene.
Dice el maestro Carlos Díaz que: “en lo eterno humano –en su naturaleza, en su ley natural- está escrito que:
– El ser vale más que el tener.
– Quien más regala es quien más posee, y hay más alegría en regalar que en retener.
– El dinero es necesario, pero insuficiente.
– Somos capaces de amistad, de preocuparnos por el otro, así irrepetible para nosotros.
– El amor es más fuerte que el odio.
– A todos nos gusta que nos quieran y nos traten como a personas.
– Da más fuerza sentirse amado que sentirse fuerte.
– No somos medio o instrumento para el egoísmo ajeno, sino fines en sí” (Díaz, Carlos: Emmanuel Mounier, un testimonio luminoso, Ediciones Palabra, Madrid, 2.000).
3) Aprendizaje en comunidad
Hacemos comunidad empezando con los más próximos. La persona es comunitaria desde siempre y para siempre. Porque somos un yo-tú-nosotros es posible amar al prójimo como a uno mismo.
Hacemos comunidad y aprendemos en ella reconociéndonos frágiles, débiles, interdependientes; así crecemos todos, en unidad, haciéndonos responsables mutuamente, viviendo los valores universales para que a nadie le falte nada, cada uno con sus dones, donde todo afecta a todos. Por eso que cada cual conozca sus talentos, sus dones para donarlos, viviéndolos comunitaria y plenamente en el hoy.
La Megamisión es una oportunidad de vivir en cada uno de los ambientes este encuentro…te esperamos.